Si algo nos caracteriza a los mexicanos es la alegría con la que vivimos. Nos encanta divertirnos con los juegos más tradicionales de nuestra cultura, bailar y cantar las canciones populares de nuestros pueblos y disfrutar con la familia de nuestra extensa gastronomía.
Si quieres saber cuáles son los juegos más típicos mexicanos estás en el lugar indicado porque si algo tuve yo fue, una infancia llena de adrenalina.
Siempre les digo a mis sobrinos que una de las ventajas de vivir en un pueblo pequeño es que hay mucho sitio para jugar a las escondidas, a las atrapadas, a la rayuela y a la víbora de la mar. ¿Te suena alguno de estos juegos tradicionales?
Los fines de semana nos reunimos toda la familia y es ahí cuando aprovecho a jugar con la “bola” de sobrinos que tengo. Les suelo enseñar todos los juegos con los que crecí y animo a mis hermanos que se unan a nosotros así es mucho más divertido.
Seguro que muchos de los que nacimos en los 90´s hemos jugado con canicas o tuvimos los famosos trompos, yoyos y carritos de madera, que fueron los juguetes más famosos de México por aquella época.
¿Te acuerdas del balero del Chavo del 8?
Es uno de los juguetes de madera que se ve cada vez menos. Era uno de los tantos juguetes artesanales que salía en la famosa “serie” del Chavo del 8, seguro que sabes de que te hablo porque recordarás que Quico era el único niño que tenía estos juguetitos.
Sin lugar a duda, mi infancia fue maravillosa, disfrute mucho de los juguetes de madera, de crecer con 3 hermanos mayores que me enseñaron muy bien a jugar a las escondidas, a las atrapadas, a la rueda de San Miguel, a la famosa lotería mexicana y que también me compartían sus canicas.
¡Quédate! que hoy te haré volver a la infancia con los juegos más tradicionales mexicanos. ¿Te late?
Los 20 juegos tradicionales mexicanos más divertidos
Los juego mexicanos son muy creativos tanto los que grupales así como los juguetes de madera tan coloridos que se siguen encontrando en los mercados tradicionales.
¿Qué me dices de la lotería? nuestro bingo mexicano que tiene los personajes más originales y divertidos; el diablito, la chalupa, la rosa, la maceta, el gallo, la muerte, el borracho, etc.
Así que empiezo por este juego tradicional mexicano que me trae muchos recuerdos; buenos y malos, de haber ganado alcancías en las ferias y de haber salido peleada con mis hermanos porque hacían trampas.
La lotería es uno de los juegos más representativos de la cultura mexicana, lleva el folclor mexicano y hay muchas versiones pero en ninguna faltan sus personajes tan peculiares de los que a continuación te hablare.
La lotería mexicana
¿Quién ha ido a la feria a jugar la lotería? Seguro que muchos mexicanos.
Aunque también debo decir que además de las ferias, este es un juego muy típico mexicano que siempre esta presente en las reuniones con la familia o con los amigos.
La lotería siempre es buena idea para pasar tiempo en familia
El juego de la lotería mexicana consiste en ir marcando las casillas de una cartón, como se hace el bingo tradicional.
La diferencia del bingo que todos conocemos es que; en México somos tan tradicionales que las cartitas no tienen número si no imágenes como, la rosa, la maceta, el loro, el pajarito, el borracho, el valiente, el apache, el violoncelo, el bandolón, el cazo, la chalupa, el gallo, el diablito, el negrito, etc.
A cada participante se le da un cartón grande que se va marcando según van cantando las cartas. La forma de marcar las casillas es con semillas, ya sea frijoles o maíz.
Además que es muy divertido escuchar los nombres de la barajas, sobre todo en las ferias que es donde una persona por micrófono va diciendo el nombre de la carta y una rima, por ejemplo:
¡¡El gallo!! El que cantó a San Pedro y no volverá hacerlo.
Cada persona canta las cartas añadiendo algo que rime para hacerlo más divertido, los jugadores marcan con frijolitos o maíz las fichas que van saliendo. Gana el que primero llene todas las casillas de su tarjeta.
Recuerda que cuando termines tienes que gritar ¡Lotería!
Las apuestas de este juego popular pueden ser de pequeñas cantidades de dinero. Por ejemplo, en casa con mi familia apostamos 1 pesito.
En las ferias dan premios como alcancías, peluches o juguetitos cuando ganas a la polaca o lotería y en la kermes de la escuela me acuerdo de que daban golosinas al que ganará.
Las canicas
Este es una de los juego que más me recuerda a mi infancia junto con mis hermanos, porque nuestro padre nos traía canicas para que jugáramos todos.
Además de pasar la tarde jugando a las canicas, mis hermanos echaban a volar su imaginación y hacían caminos en la tierra para que por esos caminos pasaran las canicas.
Por supuesto que los circuitos que hacíamos estaban llenos de trampas.
Las canicas eran como un minigolf, porque cada canica que se fuera al hoyito era canica para el contrincante, así me hacía de canicas más bonitas o de colores que no tenía.
Pero una de las canicas más codiciadas en el patio de la escuela era los cayucos; que son canicas gigantes y todos los niños íbamos a por el cayuco del contrincante. Tener este canica gigante era el máximo que podías ganar, era derrotar al compañero.
Estos también eran típicos en las ferias, el señor del puesto de los juegos de lotería siempre traía cayucos, ahí tenía que meter todos los canicotas en los agujeros enumerados, después sumaba los números y buscaba en sus premios ese número, casi siempre eran alcancías en forma de muñequitos.
El avioncito
Hace poco en una de las banquetas de casa de mi hermana dibujaron un avioncito y ahora cada vez que paso lo paso saltando.
Este es el juego más sencillo y divertido que he visto, solo hay que dibujar con un gis un avión en el suelo.
Se dibujan cuadros consecutivos (que formen un avión) con números del 1 al 10 y en alas siempre se ponen en dos casillas juntas en los número 4 y 5 y en la 7 y 8.
Las reglas del avioncito o rayuela son lanzar una piedra, después brincar en un pie cada casilla, cuando llegues a la casilla de la piedra la tienes que recoger manteniendo el equilibrio en un solo pie. Gana el que sea capaz de brincar todo el avioncito sin pisar la línea.
Las escondidas
Yo siempre fui un escuintle de acción, me gustaban los juegos de corretear y las escondidas es uno de mi favoritos, tanto que los domingos entre columpio y loterías juego con mis sobrinos a las escondidas.
Es más, mis sobrinos nada más verme están diciendo que ya juguemos al escondite.
Hay dos formas de jugar a las escondidas, mi favorita la primera:
Se trata de llenar una botella de plástico con piedras o algo contundente que suene mucho, de ahí uno de los jugadores tira con todas sus fuerzas la botella para llegar bien lejos, entonces uno de ellos corre a buscar la botella y resto de jugadores debe esconderse en el tiempo que se va por la botella.
Se elige un sitio donde dejar la botella, ahí deben estar pendientes tanto el buscador como los escondidos en correr mucho porque el que primero sacuda la botella y diga “tan tan por: nombre del jugador” será el que se salve o el que le toque buscar en la siguiente ronda.
Otra forma es evitar la botella y contar hasta el número que elijan los jugadores, de ahí mientras el buscador cuenta con los ojos cerrados los demás jugadores se esconden.
Para elegir quién será el próximo en buscar se hace los mismo, “tan tan por” y el que llegue a tiempo se salva y el primero que no llegue a tiempo le toca buscar.
Previamente para elegir de todos al primero en buscar yo hacía el zapatito blanco o piedra papel o tijera ¿Te suena?
Sin duda las escondidas de la botella eran adrenalina pura, eso sí me lleve algunos guamazos porque cuando me tocaba buscar tenía que correr a buscar la botella y al mismo tiempo volteaba para ver más o menos donde se escondían mis primos, evidentemente perdía el equilibrio.
Encantados
Este juego es tan divertido porque los encantados se trata de elegir a un participante que tiene que perseguir a los demás y tocarlos para encantarlos.
Se puede jugar lanzando un pelota, pero se trata de un juego de rapidez así que es más divertido si tienes que tocarlos. Cuando tocas a alguno de los jugadores se dice: encantado.
El jugador al ser encantado se debe quedar en la posición en la que lo tocaste a esperar que otro jugador pase y lo toque para desencantarlo.
Este juego es divertido, bueno no tanto para el que le toca encantar porque cada dos por tres pasan los demás jugadores y desencantan a los compañeros.
La vieja Inés
Este juego es como el juego de los atrapados, pero tiene más folclor este que el de los atrapados.
El objetivo es el mismo atrapar a todos los jugadores.
La dinámica del juego es: El que atrapa es la vieja Inés, los jugadores son listones de colores que la vieja Inés debe pagar y atrapar.
El vendedor debe poner en secreto colores a los demás jugadores y poner un precio también. Cuando la vieja Inés adivina el color paga y mientras esta pagando el color debe salir corriendo hasta que lo atrapa.
-Tan tan…
-¿Quién es?
-La vieja Inés
¿Qué quería?
-Un listón
-¿De qué color?
-Rojo
-No tengo/ Si tengo
– Azul (Así con todos los colores hasta que si haya) / ¿Cuánto cuenta?
– 20 pesos (Se paga con hojas o palmadas en las manos del vendedor)
Simón dice
Este juego era uno de los más populares de la primaria a la que iba, me encantaba porque jugábamos niños de distintos grados y con muchos jugadores era más divertido.
Este juego consiste en que un jugador es Simón y los demás debemos obedecer lo que Simón nos pide, es decir, cumplir los caprichos del mentado Simón.
El juego empieza cuando Simón dice que quiere algo, por ejemplo:
-Simón dice que quiere un lapicero color negro.
Entonces todos corremos a buscar un lapicero de color negro, gana el que primero llegue con el lapicero.
A mí se me ocurrían tantas cosas, me acuerdo de una vez quitarle un zapato a una de las madres que estaba por ahí, pobre señora.
Muchas veces los maestros organizaban este juego en las reuniones de padres y alumnos, me la pasaba genial porque los padres participaban mucho y cuando ibas a buscar algo lo escondían para dárselo primero a su hijo para que ganará.
La gallina ciega
La gallina ciega es uno de los juegos que más raspadas en las rodillas me dejó. Ya ni me acuerdo de las veces que me caí jugándolo.
Se trata de atrapar a los jugadores, pero con los ojos cerrados, hay que ponerse un paliacate en los ojos y tratar de tocar a los demás niños.
Me divertí mucho con este juego, pero me llevé muchos castigos porque si no llegaba con las rodillas marcadas a la casa llegaba con hoyos en los pantalones.
El jarabe tapatío
Este juego es uno de los más populares de México, se trata de hacer una rueda con los niños.
El jarabe tapatío es un juego de bailar, si no sabes no te preocupes porque es lo de menos, este juego es para divertirse, además que los niños mexicanos traemos integrada la bailada porque desde muy pequeños nos gusta bailar, es algo que traemos en la sangre.
Bueno se hace un rueda, se pone la música que más te guste, luego se dice el nombre de un niño de la rueda y ese niño tiene que ir al centro a bailar.
Como dije, es un juego para divertirse, no hay ganador solo se trata de que todos los niños pasen al centro del círculo a bailar.
La víbora del mar
La víbora de la mar puede ser el juego más popular de las bodas, se divierten grandes y pequeños.
En algún momento de la fiesta no falta la hora de aventar el ramo, pero previamente se baila la víbora de la mar.
Este juego lo jugaba mucho con mis primos de niños, pero en sus bodas también jeje.
Es un juego que consiste en dos niños se tomen de las manos para formar un arco por donde los demás niños en fila pasen.
Cuando se terminen los versos se atrapa al niño donde se quedaron y le preguntan ¿Con quién te vas, melón o sandía? Depende lo que elija el niño se coloca detrás para formar otro arco por donde deben pasar los niños en fila.
En las bodas el juego es más rudo, el arco lo hacen el novio sujetando el velo de la novia, además suelen subirlos en una silla.
De ahí pasan primero los amigos del novio que en fila tratan de tirar a la novia. Los amigos de la novia son las que se encargan de sujetar la silla y evitar que los amigos muevan o tiren a la novia.
Se repite lo mismo, pero ahora con el novio. Este juego se popularizo mucho en las bodas y aunque es rudo se hace con cuidado, imagínate estar magullado en tu boda así que los amigos de los novios suelen evitar cualquier accidente.
Este es el verso de la víbora de la mar:
“A la víbora, víbora de la mar, de la mar por aquí pueden pasar, los de adelante corren mucho y los de atrás se quedarán tras, tras, tras, tras.
Una mexicana que frutas vendía ciruela, chabacano, melón o sandía. Verbena, verbena, jardín de matatena verbena, verbena, jardín de matatena.
Campanita de oro déjame pasar con todos mis hijos menos el de hasta atrás tras, tras, tras, tras.
Será melón, será sandía, será la vieja del otro día, día, día, día, día.”
El balero, el yoyó y el trompo
Por último, los juegos de madera, el balero que consistía en meter un barrilito de madera en el palito al que venía atado.
El yoyó que nunca pude jugar porque me desesperaba mucho que no me saliera a la primera.
El trompo me encanta, mi madre me regalaba trompos porque siempre los rompía.
A parte de estos juguetes de madera, en México hay muchos más artesanos que hacen camiones de madera, carritos, rompecabezas y algunos juegos de ingenio.
En los sitios de artesanías aún se encuentran estos juguetitos que nos dieron horas y horas de diversiones a muchos niños mexicanos.
Como verás mi infancia fue muy divertida, jugué tanto que considero que tuve la mejor infancia de la que viven muchos niños de hoy.
Además, que los tiempos cambian, antes no tenía al alcance un celular, una tableta o videojuegos así que buscaba la forma de divertirme con lo que tenía.
Crecí en un pueblo pequeño con muchos primos por eso siempre me divertía, si me enojaba con mis primos pues me iban con otros, el caso que saliendo de la escuela ya tenía con quién jugar a las escondidas o a las canicas.
Pues que tristeza que los niños de hoy ya no se diviertan tanto como la infancia que me toco vivir, mis sobrinos más pequeños están más pendientes de los videos en YouTube, otros en las redes sociales y videojuegos.
Los videojuego que recuerdo siempre será el de las maquinitas que había en las tienditas de las esquinas, tenía que esperar a que se desocuparan para poder jugar yo.
Muchas veces me le perdía a mi mamá y cuando veía ya venía a buscarme a la tienda con la chancla bien enojada porque no aparecía con lo que me encargaba